Daniel Vejarano Bolívar, profesor de fotografía. Actualmente profesor de fotografía básica I y II y fotografía publicitaria I y II de la Escuela de Administración y Mercadotecnia del Quindío.
Como director y fundador de la escuela contacto ha contribuido a la formación de excelentes fotógrafos Quindianos como Diego mora, Andrés Felipe Valencia, Olga Lucía Cortés, Maria Eugenia Ramírez, Andrés Felipe Mosquera, Juan José Pachón entre otros. Ahora nos habla de su experiencia y encuentro personal con la fotografía.
¿Cómo empezó la pasión por la fotografía?
Todo sucedió por accidente. Teníamos 10 años, vivíamos en Popayán y por ir a misa mi papá de premio nos llevaba a cine matiné. El mundo mágico de la oscuridad y esos seres que aparecían en pantalla, me llevaron de alguna manera a tener una pasión muy grande por el cine, de ahí mi obsesión por estudiar cinematografía. Cuando empecé a tratar de estudiar, me di cuenta de lo difícil que era trabajar en equipo, un malestar muy colombiano. Hice unos trabajos en cine y otros en video pero finalmente me aburrí de jugar a esos trabajos en equipo y decidí tomar el camino un poco más personal e intimo como la fotografía.
¿Cómo fue que decidió que lo aprendido lo iba a enseñar a otros?
Yo empecé como reportero grafico en la crónica. Sentía que era muy pesado el trabajo, no tanto por el oficio como tal sino por las horas destinadas a la reporteria. Tenía problemas en mi casa, no tenía tiempo para mí, ni para mi familia. La Escuela de Administración y Mercadotécnia del Quindío necesitaban profesor de fotografía, llevé mi hoja de vida y empecé a trabajar. Fue muy duro porque yo he sido un poco reservado y enfrentarme a más de una persona era bien complicado. El primer día fue aterrador pero ahora ya llevo diez años en este cuento.
¿Cómo empieza el sueño de la Escuela Contacto?
Empieza por insistencia de unos amigos que querían clases personalizadas y ahora están ejerciendo el oficio muy bien. Decidimos montar un lugar donde se pudiera compartir y tener encuentro. Este espacio se inició en el 2005, detrás de la Universidad Gran Colombia y poco a poco todo se fue creciendo. Sentía un gran compromiso alrededor de la cultura fotográfica porque me aterraba y me aterra que la apreciación de la imagen en el Quindío es bastante pobre. A veces he querido renunciar pero siento la responsabilidad de dar mis conocimientos a la gente para que tengan un gusto y aprecien mejor la fotografía.
¿Qué significa la Escuela Contacto para usted?
Es mi proyecto de vida. Lo que me hace palpitar, me hace vivir y lo que me mantiene “joven”. Descubrir cada día el asombro de los estudiantes cuando cogen una cámara fotográfica y el asombro mío cuando veo sus imágenes plasmadas y su manera de expresarse.
¿Cuál es su fotografía favorita?
La gente. Es mi línea personal. Amo la gente, me gustan sus gestos, amo la belleza de los seres; no los cánones de belleza que tiene a veces la sociedad y que tanto daño y perjuicio hacen. El retrato es mi pasión, sea blanco y negro o a color, eso depende de lo que quiero comunicar.
¿Cuál sería una composición ideal?
Todo está encerrado en la fotografía. Es la composición y la técnica un conjunto en unión con la acción del personaje al cual estoy fotografiando. Y en base a estos tres elementos es que se logra manifestar una buena fotografía.
Como director y fundador de la escuela contacto ha contribuido a la formación de excelentes fotógrafos Quindianos como Diego mora, Andrés Felipe Valencia, Olga Lucía Cortés, Maria Eugenia Ramírez, Andrés Felipe Mosquera, Juan José Pachón entre otros. Ahora nos habla de su experiencia y encuentro personal con la fotografía.
¿Cómo empezó la pasión por la fotografía?
Todo sucedió por accidente. Teníamos 10 años, vivíamos en Popayán y por ir a misa mi papá de premio nos llevaba a cine matiné. El mundo mágico de la oscuridad y esos seres que aparecían en pantalla, me llevaron de alguna manera a tener una pasión muy grande por el cine, de ahí mi obsesión por estudiar cinematografía. Cuando empecé a tratar de estudiar, me di cuenta de lo difícil que era trabajar en equipo, un malestar muy colombiano. Hice unos trabajos en cine y otros en video pero finalmente me aburrí de jugar a esos trabajos en equipo y decidí tomar el camino un poco más personal e intimo como la fotografía.
¿Cómo fue que decidió que lo aprendido lo iba a enseñar a otros?
Yo empecé como reportero grafico en la crónica. Sentía que era muy pesado el trabajo, no tanto por el oficio como tal sino por las horas destinadas a la reporteria. Tenía problemas en mi casa, no tenía tiempo para mí, ni para mi familia. La Escuela de Administración y Mercadotécnia del Quindío necesitaban profesor de fotografía, llevé mi hoja de vida y empecé a trabajar. Fue muy duro porque yo he sido un poco reservado y enfrentarme a más de una persona era bien complicado. El primer día fue aterrador pero ahora ya llevo diez años en este cuento.
¿Cómo empieza el sueño de la Escuela Contacto?
Empieza por insistencia de unos amigos que querían clases personalizadas y ahora están ejerciendo el oficio muy bien. Decidimos montar un lugar donde se pudiera compartir y tener encuentro. Este espacio se inició en el 2005, detrás de la Universidad Gran Colombia y poco a poco todo se fue creciendo. Sentía un gran compromiso alrededor de la cultura fotográfica porque me aterraba y me aterra que la apreciación de la imagen en el Quindío es bastante pobre. A veces he querido renunciar pero siento la responsabilidad de dar mis conocimientos a la gente para que tengan un gusto y aprecien mejor la fotografía.
¿Qué significa la Escuela Contacto para usted?
Es mi proyecto de vida. Lo que me hace palpitar, me hace vivir y lo que me mantiene “joven”. Descubrir cada día el asombro de los estudiantes cuando cogen una cámara fotográfica y el asombro mío cuando veo sus imágenes plasmadas y su manera de expresarse.
¿Cuál es su fotografía favorita?
La gente. Es mi línea personal. Amo la gente, me gustan sus gestos, amo la belleza de los seres; no los cánones de belleza que tiene a veces la sociedad y que tanto daño y perjuicio hacen. El retrato es mi pasión, sea blanco y negro o a color, eso depende de lo que quiero comunicar.
¿Cuál sería una composición ideal?
Todo está encerrado en la fotografía. Es la composición y la técnica un conjunto en unión con la acción del personaje al cual estoy fotografiando. Y en base a estos tres elementos es que se logra manifestar una buena fotografía.
¿Qué nos puede decir de la fotografía?
Siento que desde que apareció el mundo no volvió a ser igual. Es casi inevitable pensar que la fotografía es la memoria de la humanidad, el registro de todos sus acontecimientos y los hechos más importantes y relevantes están en fotografía. A veces ha servido para generar reacciones y cambios de acciones políticos y sociales en el mundo. La labor de la fotografía más allá de ser un documento es una labor altamente social, que genera la posibilidad como medio de expresión y como arte, contarnos cuál es nuestra apreciación del mundo.
¿Una fotografía que nunca tomó?
Fue en Tumáco-Nariño. Esta población tiene zonas muy pobres son casas suspendidas en pilotes de madera en el mar. Era ocho de diciembre de 2006, día de primeras comuniones. Y dentro de esa pobreza tenaz venia una niña preciosa de unos 10 años caminando impecablemente blanca, como un ángel ante tanta basura. Tenía mi cámara fotográfica pero quede en un trance y jamás tomé la foto.
¿Película Favorita?
Son muchas, pero de la última década me gusta París Texas de Wim Wenders. Retrato maravilloso de una década conflictiva y solitaria que habla de la sociedad europea. Es una de las películas más increíbles. Y todo lo de Chaplin, Chaplin es Chaplin.
Un día normal.
Me levanto muy temprano seis de la mañana, reviso los correos, única hora posible de hacerlo, doy clase en la EAM en la mañana, luego en Contacto sigo trabajando y en las noches igual. Esa es mi actividad normal. Vivir la fotografía las 24 horas, no encuentro otra ocupación
Tres palabras que describan a Daniel Vejarano.
Pasión, amigo sincero, soñador.
¿Con qué sueña?
Lo más maravilloso del ser humano es soñar y últimamente sueño mucho porque cada vez que lo hago las cosas se realizan. Soñé el Festival de fotografía y se hizo. Ahora estoy soñando la sede internacional de fotografía en Boquía. Me la imagino inmensa, rodeada de naturaleza, con un gran estudio fotográfico, un salón para cocina grande, auditorio, habitaciones y que allí todos los fotógrafos del mundo pueda llegar a desestresarse, a seguir haciendo fotografía en otro ambiente. Un sueño de un millón de dólares tal vez soñar es lo necesario para cumplir los propósitos.
¿Cuál es su pasatiempo favorito?
Viajar, es increíble porque cuando uno va a sitios que no conoce o que vuelve a reconocer, siempre es un asombro, descubrir su cultura, gastronomía, clima, la gente, modismos. Para mi viajar es estar atento al asombro, el asombro es lo único que nos mantiene vivos y creativos, cuando el asombro se acaba se envejece.
¿Color favorito?
Todos. Cada color de acuerdo a como se nos presente en la imagen fotográfica, tiene una influencia en la toma final. Los colores son particularmente habladores, cuentan.
¿Qué le da miedo?
La política. Porque es por nuestra ignorancia que tenemos lo que nos merecemos. Si la política fuera más honesta y comprometida y todos entendiéramos que toda actividad humana es un acto político, podríamos ser mejor sociedad y no tenerle tanto miedo. Puesto que es altamente perversa.
¿En cuántos concursos ha estado?
No participo en concursos, porque siempre me parece que es una posición muy subjetiva de un jurado, una apreciación que no me gusta y me alejo siempre de ellos. Una vez lo hice y no quedar clasificado queda un dolor en el pecho. Me gusta indagar mi obra personal independientemente que le guste o no a la gente, es con lo que me comprometo para decirle de mi trabajo a la gente.
¿Ha sido jurado?
Si, con la cámara de comercio. Trato de poner una la mirada desnuda, que interprete muy bien a los fotógrafos que participan, aunque siempre habrá un malestar.
¿Cómo describe la vida?
Es el instante cercano a la muerte. Uno nace para morir y entender eso significa prepararnos para la muerte. Por lo tanto uno tiene que jugársela diariamente, total y por completo, sin pensar que más adelante hará sus sueños o proyectos. Hay que hacerlo ya, la vida se va.
¿Qué es la muerte?
Es el acto del olvido. Puedo morir físicamente pero si mi familia y amigos me recuerdan, aun sigo vivo. En el momento cuando ya ni mi recuerdo exista y que el olvido aparezca, ahí muero.
Algo para no decir nunca.
Nunca diría que la vida es una mierda. Por más conflicto, desamores, desesperanza, siempre la vida vale la pena y es importante vivirla.
Lo que le inquieta en la fotografía.
Me inquieta la posición que tiene la gente frente a ella, como oficio técnico y que cualquiera lo puede ejercer. Pienso que cada persona que se acerca a la fotografía no sólo debe aprender a manejar una máquina o un instrumento, debe tener una reflexión sobre el mundo. Y para tener esa capacidad es necesario el estudiar filosofía, sociología, historia, escuchar al otro. Todo eso alimenta su posición como fotógrafo.
Siento que desde que apareció el mundo no volvió a ser igual. Es casi inevitable pensar que la fotografía es la memoria de la humanidad, el registro de todos sus acontecimientos y los hechos más importantes y relevantes están en fotografía. A veces ha servido para generar reacciones y cambios de acciones políticos y sociales en el mundo. La labor de la fotografía más allá de ser un documento es una labor altamente social, que genera la posibilidad como medio de expresión y como arte, contarnos cuál es nuestra apreciación del mundo.
¿Una fotografía que nunca tomó?
Fue en Tumáco-Nariño. Esta población tiene zonas muy pobres son casas suspendidas en pilotes de madera en el mar. Era ocho de diciembre de 2006, día de primeras comuniones. Y dentro de esa pobreza tenaz venia una niña preciosa de unos 10 años caminando impecablemente blanca, como un ángel ante tanta basura. Tenía mi cámara fotográfica pero quede en un trance y jamás tomé la foto.
¿Película Favorita?
Son muchas, pero de la última década me gusta París Texas de Wim Wenders. Retrato maravilloso de una década conflictiva y solitaria que habla de la sociedad europea. Es una de las películas más increíbles. Y todo lo de Chaplin, Chaplin es Chaplin.
Un día normal.
Me levanto muy temprano seis de la mañana, reviso los correos, única hora posible de hacerlo, doy clase en la EAM en la mañana, luego en Contacto sigo trabajando y en las noches igual. Esa es mi actividad normal. Vivir la fotografía las 24 horas, no encuentro otra ocupación
Tres palabras que describan a Daniel Vejarano.
Pasión, amigo sincero, soñador.
¿Con qué sueña?
Lo más maravilloso del ser humano es soñar y últimamente sueño mucho porque cada vez que lo hago las cosas se realizan. Soñé el Festival de fotografía y se hizo. Ahora estoy soñando la sede internacional de fotografía en Boquía. Me la imagino inmensa, rodeada de naturaleza, con un gran estudio fotográfico, un salón para cocina grande, auditorio, habitaciones y que allí todos los fotógrafos del mundo pueda llegar a desestresarse, a seguir haciendo fotografía en otro ambiente. Un sueño de un millón de dólares tal vez soñar es lo necesario para cumplir los propósitos.
¿Cuál es su pasatiempo favorito?
Viajar, es increíble porque cuando uno va a sitios que no conoce o que vuelve a reconocer, siempre es un asombro, descubrir su cultura, gastronomía, clima, la gente, modismos. Para mi viajar es estar atento al asombro, el asombro es lo único que nos mantiene vivos y creativos, cuando el asombro se acaba se envejece.
¿Color favorito?
Todos. Cada color de acuerdo a como se nos presente en la imagen fotográfica, tiene una influencia en la toma final. Los colores son particularmente habladores, cuentan.
¿Qué le da miedo?
La política. Porque es por nuestra ignorancia que tenemos lo que nos merecemos. Si la política fuera más honesta y comprometida y todos entendiéramos que toda actividad humana es un acto político, podríamos ser mejor sociedad y no tenerle tanto miedo. Puesto que es altamente perversa.
¿En cuántos concursos ha estado?
No participo en concursos, porque siempre me parece que es una posición muy subjetiva de un jurado, una apreciación que no me gusta y me alejo siempre de ellos. Una vez lo hice y no quedar clasificado queda un dolor en el pecho. Me gusta indagar mi obra personal independientemente que le guste o no a la gente, es con lo que me comprometo para decirle de mi trabajo a la gente.
¿Ha sido jurado?
Si, con la cámara de comercio. Trato de poner una la mirada desnuda, que interprete muy bien a los fotógrafos que participan, aunque siempre habrá un malestar.
¿Cómo describe la vida?
Es el instante cercano a la muerte. Uno nace para morir y entender eso significa prepararnos para la muerte. Por lo tanto uno tiene que jugársela diariamente, total y por completo, sin pensar que más adelante hará sus sueños o proyectos. Hay que hacerlo ya, la vida se va.
¿Qué es la muerte?
Es el acto del olvido. Puedo morir físicamente pero si mi familia y amigos me recuerdan, aun sigo vivo. En el momento cuando ya ni mi recuerdo exista y que el olvido aparezca, ahí muero.
Algo para no decir nunca.
Nunca diría que la vida es una mierda. Por más conflicto, desamores, desesperanza, siempre la vida vale la pena y es importante vivirla.
Lo que le inquieta en la fotografía.
Me inquieta la posición que tiene la gente frente a ella, como oficio técnico y que cualquiera lo puede ejercer. Pienso que cada persona que se acerca a la fotografía no sólo debe aprender a manejar una máquina o un instrumento, debe tener una reflexión sobre el mundo. Y para tener esa capacidad es necesario el estudiar filosofía, sociología, historia, escuchar al otro. Todo eso alimenta su posición como fotógrafo.
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